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Una mirada a Cuba  y el mundo

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Una mirada a los temas actuales de la realidad cubana y del mundo


Familia cubana: que pasa con los juegos electrónicos

Publicado por miradacubana activado 11 Diciembre 2011, 04:53am

Etiquetas: #Educación

En la actualidad, hay una tendencia en Cuba y en el mundo a estar demasiadas horas delante de una pantalla, ya sea la del televisor, la del computador o la de los juegos electrónicos, que hoy crean una nueva adicción.

  En ocasiones, las madres y los padres no ponemos control y horarios, tanto a los juegos electrónicos como a las series o al exceso de televisón, con tal de que el chico o la chica no se vaya a la calle y se quede tranquilo en casa.

Mientras los hijos juegan, los mayores realizan sus propios quehaceres, y cada quien en lo suyo, nos vamos aislando, distanciando cada vez. Hasta que de pronto, un buen día, nos preguntamos ¿Dónde se quedaron las conversaciones familiares? ¿En qué recodo del camino perdimos el hábito de compartir las actividades cotidianas, las risas, las bromas? ¿Y ahora como yo rescato a mi hijo de esa adicción?

ANTES DE TIEMPO

Hay una lógica humana que dice que todos los excesos son perjudiciales. Y en ellos caen, a veces sin quererlo, algunas familias que colocan a bebés de meses de nacido, a "ver los muñes", cuando a esos niños le es absolutamente incomprensible lo que está pasando por la pantalla, a un ritmo veloz para su capacidad intelectual, y esto en vez de proporcionarle entretenimiento, les provoca trastornos del sueño, miedo, ansiedad, irritabilidad entre otros problemas, y también afectaciones en el sistema nervioso infantil.

Mientras los padres y las madres hacen las faenas del hogar, o miran otra programación en otro televisor de la casa, el niño pasa varias horas con la "nana electrónica", que así le llama a este lamentable suceso familiar la psiquiatra infantil Ovidia Rodríguez, quien atesora una larga experiencia.

La especialista está viendo frecuentemente en su consulta del Hospital capitalino Pedro Borrás, a niñas y niños menores de tres años con deficiente desarrollo del lenguaje, lloran sin motivo aparente, no juegan, presentan dificultades en el control muscular, no tienen apetito, se miran en exceso las manos y hacen movimientos raros con ellas, y tienen conductas en general de retraimiento.

Cuando son llevamos a consulta, y tratados, es decir, se les prohíbe la televisión y se estimulan con juegos, atenciones y sobre todo se les habla, comienzan a reaccionar favorablemente, pero los avances son lentos ya que es necesario recuperar el tiempo perdido, y esto puede tardar más de dos años, con una terapia sistemática y una estimulación familiar adecuadas, comenta la doctora Rodríguez.

Manifiesta que muchas madres y padres, cuando son informados del daño que provoca la televisión en su hijo, le expresan desconcierto ante el desconocimiento de este proceder. "Yo no lo sabía", es lo que dicen comúnmente en consulta.

Es importante en la crianza, volver a retomar los cantos y las poesías infantiles, las comidas familiares, dedicarles todos los días un tiempo especial a los niños y adolescentes, para interactuar con ellos, ir fomentando la confianza y las buenas relaciones entre hijos y padres.

ADULTOS CONECTADOS

Sucede muy frecuentemente también que es el adulto quien se "engancha" a tal adicción. En una ocasión me comentaba Patricia Arés, amiga y doctora en ciencias psicológicas, los peligros de la modernidad en cuanto a los silencios familiares que en ocasiones se establecen y la falta de comunicación personal.

Ella hace con frecuencia el comentario de lo negativo que resulta el hecho de que una persona puede estar chateando con un amigo europeo, y sin embargo no conversa con el hijo que tiene al lado.

Corrientemente en los hogares pasan cosas así: cada cual "conectado" con un aparato diverso, pero "desconectado" de las personas más cercanas y amadas como los hijos o la parejaâ��

Se va creando un vacío enorme que si bien, aparentemente es sustituido por el entretenimiento que logran los modernos equipos electrónicos, estos no pueden reemplazar la comunicación y el afecto tan necesario entre los que viven bajo un mismo techo.

Los niños con mayores posibilidades económicas, encerrados y rodeados de cuanta técnica moderna se inventa, llegan a padecer de una profunda soledad afectiva y una pobre habilidad para la relación con sus iguales. La película cubana Habanastation, aborda parte de esta realidad.

La socióloga y educadora Ángela Marulanda reconoce que el ajetreado ritmo de vida moderno implica que en muchas ocasiones los padres no puedan dedicar suficiente tiempo a la familia. Los niños comienzan a sentirse solos que no es lo mismo que estar solos.

La soledad afectiva -aclara- no corresponde a la soledad física necesariamente, y son muchísimos los niños que cada vez más "están" siempre con alguien pero "desconectados" de alguien.

Subraya Ángela Marulanda, en acertado comentario, que estamos ante las primeras generaciones de adultos y de padres con mayor educación, más involucrados, conscientes y deseosos de darle lo mejor de sí a sus hijos.

Pero, en ese proceso, hacemos tantas cosas para y por los hijos, que no nos relacionamos con ellos como personas. No nos queda tiempo para hablar.

Esta forma moderna de "soledad afectiva" perturba a toda la familia, pero principalmente a los niños que necesitan, para su desarrollo integral, la atención, el cariño y la presencia activa de los padres, abuelos y otros familiares.

De acuerdo con la valoración de la socióloga consultada, se pueden apreciar en la etapa de la niñez y también de la primera adolescencia, algunos signos específicos ante la soledad afectiva.

Una de ellas, por ejemplo, es mostrarse reservado, callado o distante, que no se quiere conectar con nadie. Es su forma de no arriesgarse a sentirse solo. Otros, reaccionan con mucha ira o con violencia.

Y es la manera en que manifiestan la rabia o el malestar que les proporciona el sentirse solos, desprotegidos, aunque no sean conscientes de ello.

Otro signo de soledad afectiva se puede reconocer en quienes demandan constante atención.

Los padres no pueden dejarlos un minuto porque si no el chico o la chica comienza a llorar o manifiesta su ira, y esto es una señal de que no está sintiendo la compañía de su familia como esa necesaria conexión a nivel del corazón.

Como afirma la educadora Marulanda, "estar" con los hijos es más importante que "hacer cosas" para los hijos.

Es mejor dejar a un lado tantas actividades y limitarnos a unas pocas; ofrecerles poco pero bueno, para tener esos espacios en el hogar que nos permitan compartir tiempo con los hijos, hacer cosas juntos, pero sobre todo, estar con ellos, simple y llanamente.

Y jugar "jueguitos" todos ¿por qué no? En familia, puede ser divertido, por un rato y con medida.

 

Tomado de Prensa Latina

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