Celia Sánchez habita donde reinan la humildad y el desinterés

Publicado por miradacubana activado 11 Enero 2012, 18:41pm

Han transcurrido 32 años del fallecimiento de Celia Sánchez Manduley, la mujer que se convirtió por mandato de ternura en una madre de los niños que desandaban caminos buscando un hogar verdadero, donde no faltarían frases de aliento y amor. Todos los cubanos conocemos que ella siempre estará allí donde habiten el amor y la ternura y reinen la humildad, la honestidad, la nobleza y el desinterés.

Celia fue también hermana de los humildes, amiga del pueblo, compañera inigualable en la paz como antes en la guerra revolucionaria contra la dictadura de Fulgencio Batista, y por esos gestos sublimes de humanidad ella es símbolo permanente de los tiempos sencillos y heroicos vividos.

La sencillez, la honestidad, la lealtad y la nobleza fueron virtudes que distinguieron a Celia, “la Flor más autóctona de la Revolución”, como la calificó acertadamente el doctor Armando Hart, uno de sus grandes compañeros de lucha, en la despedida de duelo efectuada en el cementerio de Colón, en La Habana, donde reposan los restos de la extraordinaria cubana, fallecida el 11 de enero de 1980.

Celia es un nombre de ahora y de mañana, enaltecido por generaciones de cubanos que han encontrado ideas creadoras para que su recuerdo no se limite solamente a viejas fotografías y documentales, y también hacen posible que la evocación se haga vital entre su pueblo, que sabe como nadie apreciar su gran estatura de mujer revolucionaria.

Desde niña sintió admiración por José Martí, y unos años después ascendió en compañía de su progenitor al Pico Turquino, situado en la Sierra Maestra, en la antigua provincia de Oriente, y allí en la cima de Cuba, donde se pueden casi tocar las nubes y distinguir mejor los arcoiris, el padre y la hija colocaron un busto del apóstol de la independencia nacional, del hombre sincero de donde crece la palma, que al ser bueno siempre supo donde estaba su deber y fue más útil.

Celia también fue buena, supo dónde estaba su deber, al buscar la manera de ser más útil se integró al Movimiento 26 de Julio, creado después de los asaltos a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes, en 1953, pero en el momento de honrar al maestro de maestros no sabía que algún día tomaría otra vez la empinada cuesta por donde sale primero el sol de la Patria.

Tampoco pensó entonces que por su valentía se convertiría en la Heroína de la Sierra y el Llano en las filas del Ejército Rebelde, comandado por Fidel Castro, un ejército de obreros, campesinos, estudiantes e intelectuales, que tras casi 25 meses de lucha derrocaría en 1959 a Batista..

Nacida el nueve de mayo de 1920, en Media Luna, cerca de la ciudad de Manzanillo, en la actual provincia Granma, ella resurge en el tiempo porque pertenece al seno de un pueblo que ha sabido en todas las etapas de la lucha ser el gran protagonista de su propia historia, enaltecida por mujeres valientes y abnegadas como Celia, capaces de los mayores sacrificios porque justamente para ellas la patria es lo primero.

Es un pueblo que la recuerda en todos los rincones de Cuba, que marcha por las sendas donde Celia Sánchez caminó y amó, y cada 11 de enero deposita flores en la tumba de la compañera de tantas batallas libradas en la Sierra y el Llano y las que vinieron después del triunfo de la Revolución en 1959, el Año de la Liberación y de las nuevas avenidas de la Historia.

Tomado de Radio Angulo

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