Hoy se conmemora el día en que el médico camagüeyano Carlos J. Finlay dio a conocer ante el mundo su teoría sobre el agente transmisor de la fiebre amarilla, en el contexto de la V Conferencia Sanitaria Internacional, celebrada en Washington, Estados Unidos.
Luego de una extensa investigación sobre la presencia de un agente externo trasmisor del mal -para lo cual estudió más de 600 especies de mosquitos-, Finlay llegó a la conclusión de que era el Aedes Aegypti (hembra).
Sus experiencias científicas fueron presentadas por segunda vez el 14 de agosto de 1881 en la Real Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de La Habana, a través del trabajo titulado El mosquito hipotéticamente considerado como agente transmisor de la Fiebre Amarilla.
No obstante, por más de 20 años los postulados de Finlay fueron ignorados, y solamente al término de la guerra hispano-americana se volvieron a revisar sus trabajos de investigación, y los exitosos experimentos que había realizado a lo largo de los años.
El naciente imperialismo norteamericano trató de adjudicar la gloria de este descubrimiento a una comisión de médicos estadounidenses, quitándole así el gran mérito al científico cubano.
Finlay no solo descubrió el agente transmisor de la fiebre amarilla, sino que dejó abierta una puerta con la invención de la vacuna que eliminaría el virus.
El hallazgo de Finlay revolucionó el pensamiento médico y científico de su época, y su ejemplo aún sirve de guía para las nuevas generaciones de investigadores cubanos que consagran sus vidas a proyectos destinados a preservar el más preciado tesoro del hombre: la vida.
Tomado de Radio Cadena Agramonte